Entre todas las semillas del campo de mis sueños
no alcanzaría nunca a dar con la que germinó
entre tu voz y la mía
Huelen a madreselvas las gotas silvestres que orillan tu boca
y es un cielo de mirlos negros tu mirada
que viene mansamente oscura a recostarse en la mía
Cuando todo quede en silencio
escucharas ese débil pero insistente sonido
que hacen las gotas al caer:
será el momento de aprender que no hay cántaro
que pueda guardar
lo que discurre,
porque lo que se estanca
se pierde
antes que se asegure