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                                                                                     "He despertado en el ojo del ciclón:
                                                                                     cuento millones de agujeros en el alma"
                                                                                                   (Silvio Rodríguez)


¿Fue la lluvia que caía, emperatriz de una mañana
mientras descubría lo que no tenía nombre?
¿Fue la palma leve de mi lengua
perforando un recuerdo fugitivo en la memoria?
¿Fue un espacio donde no se puede dar palabra 
a lo que se derrama desde los sentidos?
 Inútil siempre el intento categórico
de ordenar lo que no tiene orden,
el desolado esfuerzo al no entender el estatuto del caos;
hagas lo que hagas y como te adornes 
y por mas empeño que se ponga
nunca valdrá el gesto del amor rubricado
lo que una chispa del fuego
Prófugos de una posibilidad que ya no existe,
pero vuelve a prometerse,
mientras comienza y termina y recomienza,
y se aprende en la piel, lo que se leyó en los libros
No alcanza la orfandad de lo que creemos que elegimos
para tocarle el alma al deseo,
esa impúdica belleza que nos empuja a los confines
No podemos seducir más que cuando algo
muy antiguo nos asalta,
nos conquista desde el hoy y nos desnuda
y tenemos entonces algo para decir
El deseo es un refugio,
un escondite de dos a la vista de todos
a plena luz del sol,
pero que sólo puede darle descanso 
a los que se refugian del mundo, 
del tiempo imperdonable de la historia,
de las heridas que sin embargo,
son la llave para esa desnudez que se entrega,
que se construye y nace como la flor en el barro
No hay más erotismo que dos que se intuyen
levantando ciudades,
mientras, en silencio saben,
 que sólo son dueños de esa noche 
Tengo el secreto de un pájaro desguarecido de tormentas,
de las alas que supieron atravesar el ojo del ciclón
y los millones de agujeros en el alma
Ahora,
a plena luz del sol,
sabemos dónde nos esconderemos siempre



Todas las noches dejo, al borde de la tibieza, una ciudad que habito entre sombras. Repaso sus calles por última vez, con los ojos cerrado...