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No le tapes la boca a las cigarras 
que cantan ocultas ese cielo del alma donde no respondes
la noche pasa 
y seguirá creciendo en espuma de nácar 
tu distancia de su sombra
y nada habrá por hacer que remedie 
esa flor nocturna que asoma entre las piedras
Bajo el reino de la sombras, igual que las cigarras, 
crece la maravilla de un canto que se renueva
no le tapes la boca, ellas muerden borrachas de luces 
la agonía viva del fuego y un sonido quebrado de púrpuras
No las calles, ellas beben la lluvia dormida que las acuna,
el alba que las espera tras los siete años 
                       que cantan bajo la tierra



Todas las noches dejo, al borde de la tibieza, una ciudad que habito entre sombras. Repaso sus calles por última vez, con los ojos cerrado...