alguna vez,
fueron sólo palabras
La quimera imposible de quien pensó
que no iba a poder nombrarse el encanto
Y aún así,
cuando tu mirada advierte lo que pasa en el viaje de una libélula,
entre hojas verdes, al cegar del Sol, con sus alas de comarcas,
de cristales diminutos, de márgenes de ríos,
no podemos nombrarlo,
nos quedamos impávidos, como niños mudos ante la magia
creyendo que todos conocen el truco menos nosotros,
y no decimos nada